Carolina Zuluaga, escritora del libro "Volver a habitar mi cuerpo" y terapeuta holística, se ha unido como colabora de Merak, para compartir su sabiduría contigo. Las experiencias vivienciales son las que la nutren y le ayudan a crecer. Desde la plena observación reflexiona y madura. Hoy nos trae esta preciosa reflexión sobre el vacío. ¿Quién no ha tenido miedo a sentir tal vacío e su vida? Ese espacio vacío puede ser un viaje hacia la aceptación y el amor propio y que, en contraposición, puede hacernos crear un personaje y toda una vida, con el fin de intentar sentirlo.
-Prólogo por Mer González-
Desde que empecé el camino espiritual he escuchado reiteradamente el concepto de la vacuidad, el vacío. Ese espacio en el que, al entrar en un estado meditativo, encuentras tu propia esencia; fuera de todas las formas que adoptamos en este mundo material.
Mi experiencia meditativa me ha llevado a alcanzar estados de presencia indescriptibles. Llegando a un espacio donde sólo me conecto con el Ser, con la Esencia; un espacio donde toda forma preconcebida se disipa.
El tema es que al salir de tal estado, enseguida vuelvo a adoptar dicha forma, "el personaje" humano con el que me suelo identificar (compuesto de cuerpo físico, heridas, carácter, emociones...). Quizá, en el mejor de los casos, estando más consciente que antes de meditar.
Y recientemente ese vacío mencionado, se ha manifestado en mi vida cotidiana. En esta ocasión me ha asaltado por sorpresa, tambaleándome toda idea que tenía sobre él. Tras una intensa etapa de introspección, y sanación, he comenzado a "limpiar" muchas de las cosas en mi mundo material. Puedo hablar de cosas tangibles, sin embargo, esto se ha extrapolado a algo más grande como las creencias, pensamientos, patrones que ya no me sirven; Tras este reajuste de mi ser terrenal, me ha invadido un espacio enorme. Un gran vacío.
Al principio lo he sentido horroroso, una sensación muy dificil de sostener para mi. Y era extraño, porque había sentido ese vacío en aquellos estados meditativos y, en aquel entonces, lo percibía como algo placentero, una paz profunda. Entonces, ¿qué ocurre ahora? ¿Por qué mi sensación es de tanto miedo, dolor, incluso pánico? Y entonces me doy cuenta.
Desde que tengo uso de razón, mi vida ha estado llena, de personas, ruido, situaciones, pensamientos; como una rueda que gira a toda velocidad. Y a ese ritmo es muy difícil sentir lo que hay dentro de mi.
Ahora mismo estoy en un momento en que la calma y la quietud tienen más presencia en mi vida. Gracias a este nuevo espacio, me he permitido sentir el vacío más fuerte e intensamente que nunca antes. Y te puedo asegurar que no esta siendo nada agradable. La sensación de no entender nada, de no control, de no saber qué está pasando. En esta aborígene de emociones y sensaciones, de repente me siento desnuda,desamparada y a la intemperie. Mi primer impulso, algo natural con mi carácter, es intentar llenarlo de cosas nuevas. Busco ansiadamente donde poner mi atención y volver a ocuparme, o en otras palabras, tapar este vacío que no quiero sostener, ni siquiera quiero mirarlo de frente. Pero cuando más me fuerzo a cubrirlo, la vida más me devuelve el mensaje "siéntate y para, observa este vacío que hay en ti". Observar el vacío, no es un concepto nuevo para mí. En las meditaciones he observado, sentido. Entonces, ¿por qué tanta resistencia ahora? Mi resistencia llega a ser sobrecogedor.
Finalmente, un día me rindo y logro detenerme a observar el vacío. En las capas superficiales siento dolor, literal, mi pecho se contrae. Saber que no he de hacer nada para “Ser”, es abrumador. A la mayoría de nosotras, no se trata de algo que nos hayan enseñado en la educación básica. En mi caso se suma el haber recibido, por muchos años, el mensaje "soy lo que hago". Y en este devenir de pensamientos y reflexiones internas, me doy cuenta de todos los esfuerzos que he hago para “Ser”. Esto es algo que me ha llevado a buscar fuera sin cesar. Ahí es donde el dolor se apodera de mi. Desde entonces decido sentarme conmigo y validarme. Algo que me resulta tremendamente difícil, no voy a engañarte.
Llevo aprendiendo sobre mi vacío desde hace varios meses y hoy siento que puedo mirarlo con un poco de perspectiva. Estoy viviendo esta sensación de diferente manera. Si bien para mí está siendo una de las etapas más duras, también resulta ser una de las realizaciones más grandes de mi vida.
Ahora puedo sentir que "el vacío" es una parte orgánica integrado en mi, es lo que soy, esa esencia sin forma. Cuando he conseguido quitarme las resistencias a sentirme, me he dado cuenta que “Ser” no requiere esfuerzo. Una premisa que mi ego, en ocasiones, aún le cuesta aceptar.
En cuanto me he dado cuenta que no importa la forma que adopte, que mi esencia no va a cambiar, que lo que soy no se va a modificar ni dejará de ser, me he sentido ligera. Y siento un amor propio que crece en mi interior, como nunca antes en mi vida.
Actualmente sigue siendo mi práctica, e intento mantener esta lección viva en mi corazón para que no se me olvide que yo ya Soy; que dentro de mí habita el todo. Una lección que me ayuda en los momentos en que el ánimo me tambalea.
Te invito a que conectes con "Ser". Lo descubras, lo sientas, lo observes y verás como poco a poco todo lo que creías que eras se va desvaneciendo hasta quedar ese Vacío tan lleno donde finalmente sentirás tu Ser, tu todo, el todo. Y por favor, no quiero venderte la moto de que esto va a ser placentero, ni rápido, sobretodo en los inicios del camino.
Lo que si puedo asegurarte es que valdrá la “dicha”.
Carolina Zuluaga: @carolina.holistic.alchemy
Si como Carolina, te sientes en un momento de tu vida en que la sensación de vacío te sobrecoge, recuerda que no has de lidiar con ello por ti misma. No has de ser ese superhéroe que con todo lo puede, contra viento y marea. En Merak trabajo con diferentes herramientas, donde puedes explorarte, entenderte y sanarte desde el momento presente. Gestiona y sana desde una mirada holística, abarcando todas las partes de tu Ser.
Terapia Online o Presencial (Ámsterdam)
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